

La materialidad del proyecto se construye a partir de elementos naturales, honestos y perdurables. Una tarima continua de pino recorre toda la vivienda, aportando calidez y cohesión. El mobiliario fijo de cocina y baño se ejecuta en tablero marino, seleccionado por su resistencia y textura noble, mientras que la encimera del baño, en acero inoxidable, introduce un matiz preciso y contemporáneo. En el comedor, la mesa de castaño macizo actúa como pieza central, acompañada por las icónicas sillas J39 de Børge Mogensen, con asientos de fibra natural, y un aparador de Henry Walter Klein, fabricado por Bramin, que refuerza la presencia de un lenguaje mid-century.
La iluminación combina la precisión de la luz técnica con la sutileza de piezas decorativas cuidadosamente escogidas, como los diseños de Miguel Milá, André Ricard y Poul Henningsen, aportando calidez y acento. Los tonos claros en carpinterías, tejidos y paredes generan una atmósfera serena y luminosa, mientras que el estudio se viste de un verde profundo que lo convierte en un espacio más acogedor e íntimo.















