In Coversation With: Diego Cabezas | Pepita de Oliva
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In Conversation With: Diego Cabezas

esculturas diego cabezas
Roberto Alegría Photography ©

Fue hace más de veinte años cuando el joven Diego (A Coruña, 1975) comenzó trabajando en esculturas de alambre, recién salido de la Escuela de Arte Pablo Picasso. Desde entonces han ocurrido muchas cosas: hierro, chispas, caídas, viajes, dibujos, sombras, encargos y casi 60 mil seguidores en Instagram.

En Pepita de Oliva también somos seguidores de su trabajo y no podíamos desaprovechar la ocasión para charlar con él.

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Pepita de Oliva ©
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¡Hola Diego! ¿Qué tal has pasado el verano?

Diego Cabezas: Hola, pues bien, trabajando bastante en el estudio, prácticamente los siete días de la semana y escapándome de vez en cuando a la playa.

¡Casi igual que nosotros! Es realmente importante desconectar. Nos has hablado de tu proceso; todo parte de bocetos en papel que luego llevas al hierro cuidadosamente. ¿Estás experimentando últimamente con otros medios o procesos?

DC: No, he decidido no experimentar más en otras direcciones para focalizar al cien por cien en mi método, para así mejorarlo y ampliar la calidad técnica y conceptual.
¡Los resultados están siendo cada vez mejores y estoy entusiasmado con ello!

«El problema más importante al que se enfrenta alguien que quiera hacer escultura es conseguir un estudio adecuado y a mí me ha costado muchísimo…»

Tiene mucho sentido. Te lo preguntábamos por que anteriormente has mostrado interés por la cerámica, que también podría entenderse como un tipo de escultura ¿Qué te llama la atención de esta disciplina en particular?

DC: De la cerámica me encanta todo, desde como se hace al resultado, es la escultura en estado puro, no hay nada más natural y humano que coger un trozo de barro y darle forma a tu gusto. Volveré a hacer cuando pueda, sin duda.

Hablando de lo natural y humano, tus obras están vivas, normalmente ven la luz en movimiento y en un entorno concreto. ¿Cómo crees que se adaptan al interior de una casa o galería?

DC: Estupendamente, depende del lugar donde la pongas claro está. Me encanta cuando la gente me envía fotos de la obra en sus casas, tengo obras repartidas por todo el mundo y me siento muy afortunado y agradecido por ello.

Una de mis favoritas está en la ventana de un apartamento con la ciudad de Nueva York de fondo, he enviado muchas piezas allí, tengo esculturas en todos los barrios de la ciudad y ahora mismo estoy haciendo otra más.

En ocasiones el entorno es casi tan importante como la obra ¿En que medida crees que influye tu entorno más próximo (tu casa, tu estudio, tu calle…) en tu obra?

DC: Hacer esculturas, estar en el estudio es un refugio para mí. El problema más importante al que se enfrenta alguien que quiera hacer escultura es conseguir un estudio adecuado y a mí me ha costado muchísimo, por eso valoro un montón poder trabajar en un sitio adecuado y ahora lo tengo.

Otra cosa que necesito tanto en mi casa como en mi calle es tranquilidad, huir de una vida estresante es fundamental para mí, no paro de hacer cosas pero a mi ritmo.

«No crecí en un entorno creativo en absoluto, que mi hermano y yo acabásemos siendo artistas profesionales ha sido una anomalía o excepción.»

Tu origen, igual que el de Pepita, está en Coruña, ¿Qué opinas de la rica tradición artística de la ciudad?

DC: La verdad es que es una suerte haber crecido en una ciudad en la que hay unos buenos espacios expositivos y un buen número de artistas relevantes.

Me hace gracia cuando he estado en Texas o en Kuala Lumpur, explicarle a la gente que vengo de una ciudad en el noroeste de España donde hay una muy buena tradición artística.

¿Es increíble, verdad? Tenemos mucha suerte. Y en casa ¿Dirías que creciste en un entorno interesado por el arte o creativo? Es curioso, ya que tu hermano (Jorge Cabezas) también es un destacado artista.

DC: No crecí en un entorno creativo en absoluto, que mi hermano y yo acabásemos siendo artistas profesionales ha sido una anomalía o excepción.

Yo empecé a ir a museos por mi cuenta, lo sigo haciendo y es una de las cosas que más me gusta, viajar y visitar museos.

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Diego Cabezas ©

La verdad es que tus piezas que tenemos en exposición llaman la atención de la gente nada más entrar, está claro que has conseguido un lenguaje que resuena con la gente ¿Estás satisfecho con el resultado?

DC: Sí claro, encontrar mi lenguaje ha llevado muchos años y conseguir no sólo eso sino conectar con la gente a través de él es un lujazo, lo que me da más ganas de seguir trabajando más y mejor.

Te entendemos perfectamente. Tu lenguaje engloba retratos, caras y bustos en una parte importante ¿Podrías decirnos por qué?

DC: Todo parte de mis dibujos, dibujo constantemente sin reglas, hago lo que va saliendo, después repaso y elijo lo que me parece interesante para llevar a las tres dimensiones. No tengo normas ni razones para hacer una cosa u otra, últimamente se me da por dibujar perros y he decidido hacer uno en hierro para mí.

Es una maravilla trabajar de esa manera, desde fuera, resulta interesante el contraste entre el proceso de soldadura, tradicionalmente duro, industrial y las formas delicadas, casi dibujadas que produces con el. ¿Es un proceso satisfactorio?

DC: Esta es una pregunta muy interesante.

Sí, efectivamente es un proceso duro, tienes chispas, humo, ruido… hay que echarle ganas. Hay veces que me siento con fuerzas y hay veces que me cuesta mucho más, por un lado es un trabajo activo pero por otro tienes que tener una paciencia enorme. La cuestión es que cuando me enfrento a un proyecto tengo unas ganas increíbles de ver el resultado, esa curiosidad de ver lo que pasa es el motor que hace que no pueda parar. Estoy atrapado en un juego sin fin

¡Nosotros también queremos ver el resultado! De hecho las redes sociales se han convertido en tu galería, portfolio, showroom y tienda ¿Crees que la importancia de redes sociales será todavía mayor para los perfiles creativos en el futuro?

DC: Sin duda, ya estaba siendo así y con la pandemia el mundo digital se ha acentuado mucho más, es innegable e imparable.

Hace unos años era impensable que uno pudiera enseñar un trabajo y que al instante gente de todo el mundo lo viera, para los creativos ha sido crucial y todo apunta a que lo será todavía más.

Hablando de Instagram, basta con profundizar un poco en tu perfil para descubrir tu relación con el skate ¿Cuándo y dónde empezaste a patinar? ¿Crees que ha influenciado de algún modo tu expresión artística?

DC: Empecé a patinar sobre el año 85 después de ver “Regreso al Futuro” patinaba en un principio por la Calle Sol y luego íbamos a bajar la cuesta del Campo de Marte.

Aprender a patinar es muy difícil, sólo para hacer las maniobras más básicas se necesita mucha práctica y paciencia, así que te acostumbras a lidiar diariamente con el fallo y la frustración, toda esa paciencia y tesón la he aplicado a mi trabajo, sin duda me ha ayudado mucho haber patinado durante tantos años.

Gracias por tu tiempo Diego ¡Nos vemos pronto!

DC: Gracias.

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Roger Ferrero ©
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